31.8.08

Desperezándome...

Estoy bajando de la nube,... quiero un dulce despertar.
Me quito las legañas, me tomo mi té mientras abro el correo,... Tanto tiempo alejada del mundo, aún tengo los pies con arena.
Bea, una amiga del colegio me ha enviado un correo para hacerme más suave la vuelta. Que ni pintado.

Bea escribió:

Cuando llegues a la última frase, sonreirás.

Te acuerdas de....

Aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban con un práctico "pito-pito gorgorito ?...¿dónde vas tu tan bonito?... A la era verdadera. ¡Pim pom, fuera!" 
Cuando se podían detener las cosas con un simple "Eso no vale ¡trampa!"
Los errores se arreglaban diciendo nada más que "empezamos otra vez".
Tener dinero sólo significaba poder comprarte una bolsa de chucherías a la salida del cole.
Hacer un castillo de arena, podía mantenernos felizmente ocupados durante tooooda una tarde.
Para salvar a todos los amigos en el escondite, bastaba con un grito "¡Por mí y por todos mis compañeros!"
Siempre descubrías tus más ocultas habilidades a causa de un "¿A que no eres capaz?" 
"¡Tonto el último! Era lo único que nos hacía correr como locos hasta que el corazón nos salía del pecho.
Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se había inventado...
"Guerra" sólo significaba arrojarse tizas y bolas de papel durante las horas libres -y no tan libres- de clase.
La mayor desilusión era haber sido elegidos los últimos en los equipos del colegio.
Cuando un helado era la mejor recompensa.
Y quitar las ruedas pequeñas de la bici era un gran paso en tu vida.
Cuando el negocio del siglo era conseguir cambiar los cromos repetidos por el que hacía tiempo que buscabas.
Y sólo llorábamos desconsolados cuando íbamos de excursión al campo y nos teníamos que marchar.
Cuando ponerte el "mandilón" a modo de de capa te hacía soñar y subido a cualquier escalón deseabas con todas tus fuerzas poder volar.

Todas esas cosas nos hacían felices, no necesitábamos más que un balón, una comba y un par de amigos.

Si podéis recordar la mayoría de estas cosas y habéis sonreído, entonces significa que todavía os queda dentro algo del niño que fuimos nos hace tanto tiempo.

Así que envíad esto al que necesite un pequeño descanso en su apretada y agitada vida de adulto para que nunca pierda al niño que tiene dentro.

Por cierto...
¡El último se la queda!... Ahora la llevas tú.