Hay mucha gente, mucha -y yo entre la multitud- que trabajamos por amor al arte.
Crecemos y nos acomodamos. Soñamos menos. Pero no desistimos. Ya no necesitamos buscar trabajos para vivir, con lo que tenemos nos llega, y como los grandes, podemos elegir que hacer, y para quién.
Hace una semana que terminé un trabajo especial, y como me pasa siempre, unos días sin manzanitas ni lápices, soltando mis bichos de paseo.
Después vuelvo, ya pensaré que hago.
Si no tengo nada entre manos, me lo invento. Podría tenerlo, pero no habría buen feeling... que pereza. Prefiero inventarme algún proyecto, que muy posiblemente dejaré a medias pq otro hilo se me cruzará en el camino... es así, por amor al arte.
Quizá si no me hubiese acomodado en mi realidad (¿miedo al cambio? los precipicios siempre dan vértigo!) algún sueño se habría cumplido...
Ahora mi felicidad es otra. Y se está gusto así, pensando que soy una grande siendo pequeña. Haciendo lo que me gusta, cuando y con quién me plazca.
Entre la multitud, también está este chico que hace vídeos como este pq le divierte y es fan de Death Cab. Y punto.
Pero nunca, nunca. Nunca dejamos de creer en nuestros sueños ¿utopías? quizá ¿y qué?