Esta mañana he leído en Barcelona´s chiringuito un post -del que me he permitido robarle la imagen... por lo de las gafas tan significativas- que cosían sobre el significado del ahora más que masticado término freak. Al que yo añado -viva yo- que le ha pasado un poco como a la palabra glamour. Antes glamourosa era Grace kelly y Jackie Kennedy. Ahora, poseen ese don, las reinas y princesas del pueblo. En fin.
Pues esto es igual. Ahora todos queremos ser freaks. Eso de confiar en los freaks como dicen los del Chiringuito..... pienso lo mismo que los viejecitos del parque,... como los de antes, no son. O por lo menos, los que lo son, no llevan gafas de pasta.
Todos queremos ser freaks. Ser admirablemente distinto. Igual que lo era ser deslumbrantemente glamourosa.
Yo también lo quise ser. Y (en el fondo) lo quiero ser, en el buen sentido de los términos.
Hubo una etapa en la que, pensaba que sin querer, me curraba ese look envidiadamente distinto dentro de mi rebaño. No era la única.
Como yo, mil. Como siempre, como la mayoría, del montón. De alguien habríamos copiado.
Aunque siempre digo que cuando conoces a una persona mucho, tiene muchas rarezas.
Todos, en el fondo, somos raros. Pero esa no es la cuestión.
La cuestión es la desvirtualización de los términos.
La cuestión es que nunca quieras conocer demasiado a quien admiras. Por si es un sapo.
He enredado ideas. Feliz desenredo.